El COVID-19 es un desconocido.
Es un nuevo coronavirus del que poco se sabe y a medida que afecta a la humanidad y se propaga, los científicos investigan su origen, su características, formas de contagio, entre otros items.
Los estudios y documentos científicos han revelado importantes factores para enfrentar la actual pandemia, pero aún no existe una vacuna o tratamiento efectivo para combatir el virus. Pese a ello, todas las semanas conocemos nuevos antecedentes de utilidad como los que aporta la investigadora Lydia Bourouiba del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
La experta en dinámica fundamental de fluidos, interacciones patógeno-fluido y epidemiología entre otros temas, publicó un artículo el pasado 26 de marzo acerca de la distancia que pueden recorrer los patógenos como el COVID-19 cuando alguien estornuda.
Bourouiba sostiene que las gotas en un estornudo, tos o exhalación son un tema a trabajar, puesto que no se trataría de gotas aisladas o solo gotas grandes como se ha creído durante años, sino que al estornudar o toser se formaría una especie de nube gaseosa turbulenta donde habrían gotas de distintos tamaños.
"El trabajo reciente ha demostrado que las exhalaciones, los estornudos y la tos no solo consisten en gotitas mucosalivares que siguen trayectorias de emisión semibalística de corto alcance, sino que, están formadas principalmente por una nube de gas turbulento multifásico (una bocanada) que atrapa el aire ambiental y transporta dentro gotas con distintos tamaños", sostiene la experta en el estudio.
"La atmósfera localmente húmeda y cálida dentro de la nube de gas turbulento permite que las gotas contenidas evadan la evaporación durante mucho más tiempo que lo que ocurre con las gotas aisladas. En estas condiciones, la vida útil de una gota podría extenderse considerablemente por un factor de hasta 1000, de una fracción de segundo a minutos", asevera.
Al estar dentro de esta nube las gotas se impulsan hacia adelante mucho más lejos que a lo que podría llegar una gota aislada.
"Debido al impulso hacia adelante de la nube, las gotas portadoras de patógenos se impulsan mucho más lejos que si se emitieran en forma aislada. Dadas varias combinaciones de la fisiología y las condiciones ambientales de un paciente individual, como la humedad y la temperatura, la nube de gas y su carga útil de gotitas patógenas de todos los tamaños pueden viajar de 23 a 27 pies (7-8 m).