Defendiendo los colores del Galatasaray, Fernando Muslera nunca pensó que una simple pelota que le llegó desde un costado iba a significar el primer gol del partido en contra de su equipo.
El charrúa quiso despejar el balón para ponerlo en juego cuando su tiro dio en los pies de su compañero, el defensor Selcuk Inan y se metió en su propio arco.
A pesar de comenzar perdiendo el partido, los de Estambul acabaron dándole vuelta y terminaron ganando 4-2, consolidándose en la cima de la liga turca.
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