Colombia siempre le sintió bien. Así, al menos, podrán decir para la eternidad los hinchas de River Plate sobre el destino continental de su equipo. Primero fue en 1986, ante América de Cali, luego en 1996, ante los mismos cafeteros, y ahora en 2014 la víctima fue Atlético Nacional de Medellín. Tres de tres.
No será la Copa Libertadores, pero sí la ansiada Sudamericana, uno de los pocos títulos que le faltaban al gigante argentino para engrandecer sus vitrinas plagadas de logros históricos. Y esta noche se vivió uno más.
En el recuerdo de todos aún laten los festejos frenéticos tras la épica semifinal ante Boca Juniors, los cuales ahora forman parte de una travesía gloriosa que tiene a los de Marcelo Gallardo en lo más alto de Sudamérica.
Tras el trabajado 1-1 conseguido en el Atanasio Girardot, los del "Muñeco" -único exponente 'millonario' en conseguir copas internacionales como jugador y entrenador- salían ante un repleto Monumental de Nuñez a timbrar la obra que se venía cimentando con un equipo digno del buen pie tradicional de la era de Ramón Díaz y el bastón perfecto que tomó el propio Gallardo con una racha de más de 30 partidos.
Se complicó la historia, es cierto, pero River Plate siempre pudo asomar su cabeza y salir airoso. Tras un primer tiempo marcado por la descomunal actuación del golero Armani, cuya historia quedará grabada por ser hincha de "La Banda", los trasandinos tuvieron sendos momentos de terror donde, como siempre, Marcelo Barovero respondió a la altura de su gran campaña.
El nerviosismo, la impaciencia, los nervios. Todo se conjugaba en las tribunas del estadio cuando comenzaba la segunda etapa. Teófilo Gutiérrez no encontraba la llave, tampoco Rodrigo Mora ni Leonardo Pisculichi. ¿Quién podía aparecer? No fue hasta una pelota detenida que Gabriel Mercado le ganó a todos por las alturas e hizo lo que ya parecía imposible. Delirio total y una fiesta que nada más comenzaba.
El envió anímico quedó sustentado en que, tras cartón, German Pezzella -juvenil sediento- repitió el libreto y con un testazo tipo calco decretaba la ventaja y tumbaba las esperanzas del dignísimo Atlético Nacional.
Tras ello, el partido se dirigió por un tobogán donde las emociones locales ponían el compás a un trámite definido y que sirve para que River Plate pueda, por primera vez en su historia, acallar la deuda de la Copa Sudamericana.