Pelotazos al público, sanciones, peticiones de despidos, saques de cuchara, caídas y golpes sucios. El Nick Kyrgios-Stefanos Tsitsipas tuvo todos los elementos propios de un circo, en el que terminó reinando el australiano (6-7 (2), 6-4, 6-3 y 7-6 (7)) que vuelve a octavos de final de Wimbledon seis años después.
El de Canberra, en un partido surrealista en al pista 1 del All England Club, terminó con su amistad con Tsitsipas a base de faltas de respeto, quejas y pelotazos, por parte de los dos jugadores.
Kyrgios llegó a pedir la descalificación del griego por lanzar una pelota a la grada que, por fortuna, no golpeó en nadie. "Si lo hubiera hecho yo...", exclamó el tenista, que también pidió que cambiaran a un par de jueces de línea por fallos a la hora de cantar sus bolas.
Pero él no fue el único actor de esta película. Tsitsipas, que tiene varios enredos ya del pasado, además del pelotazo al público, lanzó varios a su rival, con la intención de golpearle y se llevó un 'point penalty' por sus continuos enfados.
El australiano, que se reía de los enfados infantiles de su rival, respondió disculpándose irónicamente cuando la pelota caía muerta en la red, y burlándose de la situación.
El partido, el resultado, casi era lo de menos. Tras un primer set en el que Kyrgios fue superior, sus propios líos le llevaron a perder el 'tie break'. A partir de ahí elevó su nivel, completó dos sets increíbles, muestra de que está centrado y de los nueve encuentros que ha ganado en esta superficie antes de Wimbledon.
Revisa algunos de los momentos que marcaron el duelo: