El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, pidió "calma" este viernes (10.09.2021) a sus seguidores de ultraderecha, que le acusaron de "traidor" después de que se retractó de sus amenazas a la democracia y afirmó que "nunca" quiso "agredir" a las instituciones.
"Hay que tener calma. No se puede ir al todo o nada", declaró Bolsonaro después de las críticas de sus seguidores más radicales a su cambio de tono en relación con su encendido discurso del pasado 7 de septiembre, cuando -ante una multitud- instó a desobedecer las sentencias de la Corte Suprema y lanzó duras críticas al Parlamento.
El tono desafiante de Bolsonaro dio alas a esos grupos, pero -después de una ola de críticas de todos los sectores políticos y económicos- el mandatario dio un paso atrás e instó a la "armonía" entre los poderes. Además, pidió suspender una protesta de camioneros que bloqueaba carreteras en diversos puntos del país exigiendo la destitución del Supremo, lo cual fue aceptado por los manifestantes, aunque muy a regañadientes y con críticas a lo que consideraron "una cobardía" por parte del gobernante.
"Vamos a volver a la normalidad. El martes 7 fue un gran día", dijo Bolsonaro este viernes a un pequeño grupo de seguidores, ante los cuales insistió en que su postura no fue un paso atrás, sino un intento de atajar el posible impacto económico de la paralización de los camioneros. "La gente lo iría a sentir, complicaría la economía y traería más inflación", aseguró el mandatario con relación al movimiento camionero.
A pesar de eso, activistas de ultraderecha invadieron las redes sociales -en las que mantienen una febril actividad- para mostrar su descontento y desilusión con Bolsonaro. "Después de una demostración de fuerza del pueblo, el presidente demuestra debilidad. Situación bien complicada para los patriotas. Bolsonaro puede haber firmado su derrota", escribió el periodista Rodrigo Constantino, una influyente voz del bolsonarismo.