Agregó que firmó además una orden ejecutiva "para hacer que China sea responsabilizada por sus acciones opresivas contra el pueblo de Hong Kong".
El mandatario acusó a Pekín de haber "extinguido la libertad" en la ciudad semi-autónoma, y pronosticó que esa decisión provocará que "mucha gente abandone" esa ciudad y que Estados Unidos "tenga más volumen de negocios, porque acaba de perder a un gran competidor".
A fines de junio, el gobierno chino liderado por Xi Jinping aprobó una ley con la cual busca criminalizar la "secesión, sedición, subversión y terrorismo". Para muchos, este documento podría acabar con el modelo "un país, dos sistemas” y ha generado una nueva tensión entre China y algunos países occidentales, incluyendo Estados Unidos.
La nueva ley implica la llegada al territorio hongkonés de funcionarios chinos bajo la premisa de que "las autoridades de Hong Kong no están capacitadas para hacer cumplir la ley”.
A principios de julio, el Congreso estadounidense aprobó una ley para penalizar a los funcionarios chinos que apliquen las nuevas reglas de seguridad contra Hong Kong y que también afecta a los bancos que tengan transacciones significativas con ellos.
Esta crisis ha dividido a la población de Hong Kong, ya que unos han optado por emigrar al ver un detrimento en sus libertades y otros, que no pueden o no desean irse, anuncian que mantendrán la lucha en las calles a pesar de la nueva legislación.