Este viernes, tras finalizar sus polémicas vacaciones en Las Vegas, el príncipe Harry comenzó un servicio militar en Afganistán, el cual tendrá una duración de cuatro meses.
Esta es la segunda vez que el heredero va en misión a dicho país, pues entre 2007 y 2008 sirvió en Helmand como controlador de tráfico aéreo, sin embargo, su permanencia en Medio Oriente tuvo que ser acortada por razones de seguridad, después de que los medios divulgaran su presencia en la zona.
Es por ello que no sorprende el deseo de Enrique por volver a Afganistán, donde esta vez será copiloto y artillero de un helicóptero de ataque Apache, responsable de disparar los cohetes aéreos montados en un ala del Apache, misiles Hellfire dirigidos con láser y ametralladoras de 30 mm.
De hecho, el Capitán Enrique de Gales, como se le conoce militarmente, regaló a la prensa una señal de aprobación con su pulgar, mientras que lucía su uniforme de combate. Posteriormente, se unió a su unidad de 100 miembros: el Escuadrón 662 de la fuerza aérea.
La decisión ha sido muy bien acogida por parte de la realeza. "La Reina y el príncipe Carlos están infinitamente orgullosos. Harry está emocionado por estar a punto de emprender la labor para la que ha sido aleccionado durante tanto tiempo. Harry considera un gran honor representar a su país en las Fuerzas Armadas de su Majestad", ha declardo un portavoz del hijo de la fallecida princesa Diana.
Actualmente, Reino Unido tiene unos 9 mil 500 soldados en Afganistán con bases en la provincia de Helmand, y ha sufrido 425 bajas desde que comenzó sus operaciones allí en el 2001. "El príncipe Harry, como cualquier soldado, considera un gran honor representar a su país en las fuerzas armadas de su majestad donde sea que se decida enviarlo" , dijo el Palacio de St James en un comunicado.