La Guardia Urbana de Barcelona, España, decomisó nueve palomas que tenían sus plumas teñidas de distintos colores y que eran utilizadas para que los turistas se fotografiaran con ellas a cambio de donativos económicos.
Las aves se encontraban en la plaza de las Cascades, cuando la "Oficina de Protecció dels Animals" del Ayuntamiento alertó a los uniformados que dos personas estaban exhibiendo las palomas para atraer a los turistas, lo que está prohibido en la ordenanza de animales.