Según los investigadores, la presencia de ríos que atravesaron la pared del enigmático cráter lo habrían convertido en un lago, según estiman los científicos, y un tiempo después, aún no precisado, se registraron elementos de vulcanismo.
Rocas candidatas a albergar materia orgánica
En las rocas observadas, los científicos encontraron sorpresivamente sales cuya presencia en entornos ígneos solo se pueden hallar porque "en algún momento estuvieron en contacto con el agua, no se pueden producir de otro modo", según explicó uno de los autores del estudio, Juan Manuel Madariaga, de la Universidad del País Vasco.
El científico indica que, "en este momento, este tipo de rocas y lo que contienen en su interior son unos buenísimos candidatos para albergar materia orgánica que pueda ser indicador de que hubo vida", pero son unos análisis que no puede hacer Perseverance.
El cráter de Jezero aún tiene secretos por revelar
Los descubrimientos del rover, que está ahora en la base del cráter a unos dos kilómetros del antiguo delta, pueden proporcionar también pruebas para establecer una cronología de su historia geológica y los investigadores han visto cosas que no esperaban.
Por ejemplo, en su composición, la base de Jezero es distinta a lo encontrado en otras zonas adyacentes y "esa es una de las grandes preguntas que hay que resolver, qué se produjo para que haya esas diferencias", agregó Madariaga.