La Policía australiana anunció el sábado que había frustrado un inminente ataque tras haber descubierto explosivos en una vivienda de Melbourne y que había detenido a un adolescente de 17 años, el último ejemplo de la amenaza que supone la radicalización de jóvenes en el país.
Actuando después de recibir un chivatazo a través de la línea telefónica de seguridad nacional, la Policía y las agencias de Seguridad comenzaron a investigar a un joven para después acudir a su vivienda de Greenvale, a 20 kilómetros al norte de Melbourne, donde llevaron a cabo una redada el viernes, cuando la amenaza era "inminente".
Los artificieros trasladaron tres aparatos explosivos improvisados a un parque cercano, donde se llevaron a cabo procedimientos para asegurarse de que no explotaran, y afirmaron que ya no suponían ninguna amenaza a la comunidad, según anunció la Policía en rueda de prensa.
El joven, que no puede ser identificado ya que es menor de edad, fue acusado con cargos relacionados con terrorismo y está bajo custodia policial hasta comparecer ante el Tribunal Juvenil en una audiencia a puerta cerrada el lunes, dijo la Policía.
Las autoridades policiales describieron a la familia del joven como "preocupada" y "muy, muy angustiada" por la detención.
"Se trata de delitos extremadamente graves y están relacionados con el uso de aparatos explosivos improvisados", dijo el subcomisario de la Policía federal Mike Phelan a la prensa. "Si no hubiéramos intervenido, habría una amenaza real de acción".
La Policía informó de que la investigación estaba abierta y declinó decir si este incidente tiene algún vínculo con el extremismo islámico.
Sin embargo, confirmaron que no tiene relación alguna con las redadas terroristas del último mes en Melbourne y las detenciones de cinco jóvenes que, inspirados en el Estado Islámico, planeaban perpetrar ataques contra las autoriades el día nacional del ANZAC (Ejército Conjunto de Australia y Nueva Zelanda).
Fuente: Agencia Reuters