La ciudad de Nueva Delhi, en India, amaneció sumida en una enorme nube tóxica creada tras la detonación de miles de fuegos artificiales durante la festividad religiosa de Diwali.
La Corte Suprema había prohibido la venta de estos productos luego de la crisis de contaminación de aire que se vivió en 2016, pero los ciudadanos no hicieron caso.
El año pasado los índices de contaminantes en el aire fueron tan altos que numerosas personas de la urbe presentaron afecciones respiratorias e, incluso, algunas escuelas cerrraron.
Los registros de contaminantes en Nueva Delhi alcanzaron 1.100 microgramos por metro cúbico en algunas áreas de la ciudad, magnitud 11 veces mayor que los niveles de calidad de aire establecidos por la Organización Mundial de la Salud, entidad que también nombró a la ciudad como la más contaminada en 2014.
Las autoridades indias dijeron que estudian endurecer las sanciones para evitar que esta situación se repita.