En su exposición, el mandatario manifestó que "los que tomaron las armas contra el Ejército son traidores" y que la situación de Rostov del Don "es difícil". Además, expresó que "la rebelión del grupo Wagner es una puñalada por la espalda".
"Todo el que tome parte en el motín será castigado", dijo el Jefe de Estado, quien calificó el hecho como "una amenaza mortal" para el Estado ruso. "Representa un golpe para Rusia, para nuestro pueblo y para las acciones que estamos emprendiendo para proteger a nuestra patria", sintetizó.
Al término de su discurso, Vladímir Putin recalcó que los participantes del levantamiento serán duramente castigados. "Nuestras acciones para defender a la patria de esta amenaza serán durísimas, y sus responsables serán llevados ante la justicia", cerró.