Tiene 51 años, es obrero de la construcción, pero según él, es un esforzado minero. Alojó en varios hoteles de Providencia y nunca pagó un peso.
Entre las excusas que entregaba cuando lo contactaban después de dejar los hoteles, está que se había enfermado gravemente, que tenía esquizofrenia y que había perdido sus pastillas.
A pesar de las estafas, los dueños de los hoteles decidieron no denunciarlo, hasta que gracias a su sinvergüenzura en un café de Providencia hizo que salieran a la luz sus delitos.
Al ser detenido por hacer el llamado 'perro muerto', Carabineros descubrió entre sus pertenencias, varias llaves de diferentes hoteles, lo que dejó al descubierto su modus operandis.
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