El autobús escolar regresaba este jueves de una excursión cuando el chofer se detuvo por una bebida en el mercado de Dahyan, en la norteña provincia yemenita de Saada, controlada por la oposición.
Fue entonces cuando ocurrió el ataque: un avión de la coalición dirigida por Arabia Saudita, que encabeza la guerra contra los rebeldes hutíes, disparó contra "lanzadores de misiles" en el área, resultando impactado el vehículo escolar.
Como resultado, al menos 29 niños menores de 10 años murieron y otras 48 personas resultaron heridas, entre ellos otros 30 menores, según informó la Cruz Roja.
El bombardeo provocó protestas de organizaciones internacionales, como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Unicef o Save the Children.
"Según el derecho internacional humanitario, los civiles deben estar protegidos durante el conflicto", afirmó el CICR.
La agencia de la ONU, por su parte, calificó el ataque como "absolutamente horrible" y llamó a detener "la crueldad" contra los niños y pidió que no se dieran más excusas para justificar esta violencia.
El secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados, Jan Egeland, lo calificó de "grotesco, vergonzoso" y mostró "evidente desprecio por las reglas de la guerra".
El CICR informó que tras el ataque decenas de personas fueron enviadas a los hospitales y que se estimaba que el número de víctimas podría aumentar.