Redacción BBC
La Copa Ryder nació en 1927 como un duelo entre jugadores de Estados Unidos y Reino Unido.
El "Milagro de Medinah", "La Consesión", "La Batalla de Brookline" o la "Guerra en la orilla". Descripciones con reminiscencias militares que en realidad se refieren a momentos cruciales de la Copa Ryder, un torneo de golf que resume la apasionada rivalidad entre Europa y Estados Unidos.
No hay dinero de por medio, sólo el orgullo de representar a un lado del Océano Atlántico en uno de los deportes más tradicionales.
En el frente salen 12 jugadores por bando, quienes dirigidos por un capitán ponen en práctica un estratégico plan para cada una de las batallas.
El norilandés Rory McIlroy es la gran esperanza del combinado europeo para retener la Copa Ryder.
La tensión, emoción, diversión, frenetismo, y a veces controversia de la Copa Ryder regresa este fin de semana.
Serán tres días en el que los mejores jugadores de golf de Europa y Estados Unidos saltarán a recorrer los 18 hoyos del campo de Gleneagles, en Escocia, en la edición número 40 de la llamada guerra del golf.
Refuerzos del continente
Rickie Fowler de equipo de EE.UU. durante una sesión de práctica los campos de Gleneagle, Scotland.
A lo largo del año el circuito profesional de golf -dividido entre el europeo y el estadounidense- ofrece el prestigio de los cuatro grandes abiertos, conocidos como majors, además de un sinnúmero de torneos alrededor del mundo que distribuyen atractivos premios en metálico.
Pero cada dos años hay un momento en el que el tiempo parece paralizarse, los nombres se borran y el individuo pasa a un segundo plano.
La Copa Ryder se jugó por primera vez en 1927 entre Estados Unidos y Reino Unido, pero tras un largo dominio estadounidense se decidió reforzar al equipo británico con jugadores de otros países de Europa en 1979, año en el que todo cambió.
Mismos uniformes y bandera. Los "ejércitos" de Estados Unidos y Europa cuentan con 12 soldados.
La competencia se hizo más pareja y la rivalidad creció. Un país contra un continente.
El especialista de golf de la BBC, Benjamin Dirs, escribió en su artículo "¿El más grande espectáculo deportivo de la Tierra?" que los jugadores de Estados Unidos y Europa suelen tomar tan en serio la Copa Ryder que en muchas circunstancias parece algo más que una guerra deportiva.
Dirs hace alusión a cuando la pareja formada por Coney Pavin y Steve Pate salieron a jugar en 1991 con gorras de la "Tormenta del Desierto", atuendo militar que se utilizó durante la primera guerra del golfo en Irak.
También hace referencia a la importancia para los jugadores europeos, que suelen ofrecer imágenes que no son frecuentes en un ámbito deportivo como lo es un alemán abrazando a un español, y éste a un irlandés, o a un sueco, y así sucesivamente sin importar nacionalidad.
El general Ballesteros
El español Severiano Ballesteros fue quien revolucionó el golf tras su irrupción hacia finales de los años 70.
"Fue Tiger Woods antes de Tiger Woods. Lo tenía todo", recordó el inglés Tony Jacklin, capitán del equipo que perdió por un sólo punto en 1983 y que logró la victoria en 1985, la primera después de 28 años.
"Fue un momento en el que la Copa Ryder tuvo un giro en muchos aspectos y el significado de su participación fue increíble".
En el sitio oficial de Ballesteros, quien murió en 2011 tras luchar durante años contra un cáncer cerebral, hay una sección dedicada a la Copa Ryder.
"Si a nivel individual marcó un estilo propio, fue la Ryder, la competición que más disfrutaba, en la que mayor huella dejó llegando a alterar el rumbo de su historia", destaca enumerando los hitos alcanzados como jugador y capitán.
Ballesteros fue el primer jugador no británico en ser llamado junto a Antonio Garrido en 1979. A partir de allí sumó ocho participaciones como jugador y una como capitán, obteniendo cuatro triunfos.
El último de ellos fue en 1999 en el campo de Valderrama, en España, la primera vez que salió la Copa Ryder fuera del territorio británico en Europa.
"Fue el líder y era tan bueno fuera de la cancha como lo era dentro de ella", recordó Jacklin.
Desde la aparición de Ballesteros, Europa ha ganado 10 veces por siete de Estados Unidos, que no ha logrado volver a izar su bandera en territorio europeo desde hace 21 años.