Inspirada en las mujeres y en el orgullo de ser Aymara, Ericka Portocarrero comenzó un emprendimiento que no sabía cómo iba a resultar, pero al que puso toda su dedicación. Su inquietud siempre fue acercar la cultura indígena a la ciudad y en pleno Providencia está creando productos que tienen como base los símbolos e historias de su pueblo originario.
Ericka comenta que tomó su baúl lleno de telas y se traslado a Santiago, con el propósito de crear un emprendimiento para visibilizar su identidad Aymara.
Portocarrero siempre tuvo un acercamiento al mundo textil porque sus abuelos tenían una tienda de telas y creció rodeada de ellas, aunque aprendió a cocer sola.
Su emprendimiento, Ñusta, crea productos urbanos como bananos, fundas para notebooks, estuches, pañuelos y cosmetiqueros inspirados en la cultura andina y Aymara.