"Quien me nombró acá como obispo a cargo de la congregación no fueron los hombres, sino que fue Dios Todopoderoso (...) Yo no renuncio al cargo de pastor gobernante de la Catedral Evangélica de Chile", decía hace algunos días de manera desafiante el obispo metodista pentecostal Eduardo Durán Castro, pese a que muchos de sus fieles exigían su renuncia tras conocerse el escándalo marital que protagoniza.
Sin embargo, este es solamente uno de los problemas que enfrenta actualmente la alta autoridad religiosa, tal como lo dejó al descubierto Informe Especial a través de una edición extraordinaria emitida este miércoles denominada "El lucro de la fe, la vida íntima del obispo Durán".
La debacle del obispo se sustenta en parte por el movimiento de dineros en efectivo hechos desde 2003, que superan la normalidad.
Según la investigación liderada por la periodista Paulina de Allende-Salazar, Durán Castro compró mayoritariamente en efectivo más de 15 propiedades en los últimos 16 años. Hay otros inmuebles puestos a nombre de su hijo, el diputado Eduardo Durán Salinas y de Alexia Fredes, una de las mujeres con las que mantuvo relaciones de intimidad.
Los hábitos de vida del pastor fueron los que terminaron debilitando su poder. Sus costumbres alejadas de la sobriedad, levantaron reveladora documentación. Además de las propiedades, existen suculentos traspasos de dinero en cuentas bancarias, despilfarro, donaciones del Estado y exenciones tributarias que él disfruta, pero que todos los chilenos pagamos, por lo que el obispo podría tener que enfrentar a la justicia.
EL "IMPERIO INMOBILIARIO" DEL PASTOR DURÁN
"Él era un contador que trabajaba en una empresa. Era un hombre modesto", relata Moisés Retamales, contador auditor evangélico que lo conoce desde hace años. En 1976, el obispo compró en Estación Central la primera propiedad que aparece a su nombre. Aún no era pastor ni obispo de la Primera Iglesia Metodista Pentecostal.
Casi 23 años más tarde (1999), compró en Algarrobo un terreno que entonces costó más de $14 millones. Lo pagó en nueve cuotas, pero en la década del 2000 su situación económica cambió abruptamente.
Su escalada inmobiliaria coincide con su nombramiento como pastor de la Catedral Evangélica de Chile, el año 2003. Lidera 66 templos o clases donde van desde 40 a 2000 miembros.
Dos años más tarde, no compra una sino que dos propiedades. Una de ellas se ubica en un barrio exclusivo de la zona oriente de la capital, y alcanzó un valor en 2005 de $153.669.150. Actualmente, ahí vive Raquel Salinas, esposa aún de Durán Castro.