Johanna Hernández, condenada por elcrimen y descuartizamiento de su esposo, el profesor Nibaldo Villegas, aclaró la polémica en la que se vio en vuelta durante los últimos meses, donde se supo que cobraba desde la cárcel el dinero correspondiente al Ingreso Familiar de Emergencia.
Según dijo a Informe Especial (VER AQUÍ ENTREVISTA COMPLETA)la asesina del docente, el dinero lo obtiene "porque Alejandro (hijo mayor de Nibaldo) está en mi ficha de protección social desde el 2014".
Hernández enfatizó que el dinero siempre tiene como destinatarios sus hijos, pero no descartó hablar con la familia del profesor para llegar a un "acuerdo" que ayude a la hija en común.
"Toda la plata que ha llegado se la mando a mis hijos. Podría hablar con ellos y llegar a un acuerdo para poder ayudar a mi hija", explicó.
Asimismo, reconoció que "sé muy bien que si llamo se puede interpretar de muchas formas. Por eso abrí un depósito a plazo donde cada cierto tiempo se va renovando automáticamente y coloco más plata para mi hija".
Consultada si está dispuesta a entregar la totalidad del dinero a los hijos, Hernández subrayó que "si pudiera sacarlo, sí, pero tengo la cuenta bloqueada".
La carta de Johanna Hernández a Nibaldo desde la cárcel: "Por mi cobardía jamás llegará a tus manos"
Durante su testimonio, la mujer narró los comienzos de su relación con Nibaldo además de las razones que la motivaron junto a Silva para planificar el asesinato que impactó al país, en 2018.
Sin embargo, la condenada indicó que diariamente le escribe cartas tanto a Nibaldo como a su hija, revelando parte de alguna de ellas a TVN.
La misiva fue leída por la propia Hernández, donde remarca las promesas que se habían hecho junto al docente asesinado:
"Amado mío, sé que es muy tarde para decirte todo lo que significas para mí, mi precioso. Sé que esta carta jamás llegará a tus manos, ya que, por mi cobardía y seguidilla de errores, tú perdiste la vida. Por las manos de un psicópata y la ayuda y cobardía de la mujer que te juró amor eterno y cuidarte hasta que fuéramos viejitos. Incluso decíamos que ni la muerte nos separaría. Amor mío, te doy gracias por ser ese extraordinario hombre que fuiste conmigo, por haberme amado hasta el último hálito de tu vida".
"MI CULPA FUE NO HABER HABLADO"
Si bien Johanna culpó a Silva de ser la mente y ejecutor del crimen, dijo que personalmente "mi culpa fue no haber hablado, obedecer órdenes y darle las pastillas cuando no debí haberlo hecho".