La defensa del carabinero acusado de matar al joven malabarista Francisco Martínez acusó uso legítimo del arma de fuego en Panguipulli, indicando que este intentó atentar contra su vida usando los machetes que portaba al momento de la detención.
Según indicó la Defensoría Regional, "lo primero es recordar que esto es una tragedia y para todos: para Francisco, para con Juan, para Panguipulli y para todos. Hay que recordar siempre que toda vida humana es valiosa y, por lo tanto, cualquiera que se pierda es una afectación a la sociedad. En ese sentido, la vida de don Juan también es valiosa y también recibe protección de parte del ordenamiento jurídico, y lo recibe desde antiguo a través de la legítima defensa. Tiene dos fundamentos: la protección de los individuos y el prevalecimiento del derecho a través de la prevención general".
"Se señala que el joven intenta atacar con un machete al carabinero. Eso es lo que dice la testigo presencial de los hechos, no lo dicen funcionarios policiales, sino testigos civiles, que algunos estaban de paso por la ciudad y (otros) que viven en Panguipulli y que tal vez tienen mucho que perder con estas declaraciones (...) Incluso si el control fuera preventivo, si él se niega está cometiendo una falta de ocultación de identidad. Eso habilita, y lo dice el control preventivo, es justamente de las faltas que habilitan a la detención. Creemos que no es preventivo, en todo caso, pero si fuera preventivo estaban habilitados por las normas legales ya referidas", agregó el abogado defensor.
Posteriormente, el abogado sostuvo que "en todo caso, debemos recordar que existe la norma que castiga el porte de armas cortantes y punzantes (...) Entonces, si a mí me dicen que hay personas con machetes metálicos, más allá de si tengan o no filo, de una empresa que se dedica a fabricar machetes y no utensilios de circo, lo mínimo que puede hacer un funcionario policial es acercarse y realizar las consultas respectivas. Es una obligación y eso fue lo que hizo don Juan al controlar a esta persona".
Luego, indicó que González "le dice claramente a la persona que baje los cuchillos, y la persona no obecede las solicitudes de parte de la autoridad (...) El funcionario policial estaba con su uniforme, todos podían saber que era funcionario. Control físico no podía realizar, ¿cómo podía hacerlo si (Martínez) estaba con los machetes? (...) Claramente el bastón retráctil no era suficiente para el caso y lo otro que tenía era el arma de servicio. Don Juan trata de evitar esto, porque él va siempre retrocediendo. Nunca avanzó".
"Lo único que le quedaba era el uso del arma de fuego, no tenía más alternativa, porque eso es lo que le da el Estado. Si el estado le diera otros medios, bienvenidos, pero eso no lo tiene don Juan en estos momentos. Él siempre dijo que soltara el arma, los machetes. No puso en riesgo la integridad de terceros y buscó disparar al suelo. Cuando termina la agresión, enfunda su arma y se queda en el lugar tres minutos, hasta que se resulta insostenible quedarse", indicó posteriormente.