Ciento veinte corderos, leña seca, harta paciencia, y ropa adecuada para enfrentar las bajas temperaturas y las fuertes rachas de viento.
Así la ciudad de Porvenir se preparaba para el tradicional asado más grande de Tierra del Fuego, en la región de Magallanes.
Parados y tendidos en cancato, ocho y media de la mañana comenzaron a trabajar los parrilleros.
Buen brazo, chimichurri los chilenos y cerveza los argentinos, todos buscan ganar con la mejor preparación de cordero, que este año atrajo a casi cuatro mil personas.
Sin viento y sin frío no sería Patagonia dicen los sureños.
Un lugar donde en vez de cueca, se baila chamamé.
Acá no hay postre pero después del cordero sí un plato fuerte. Las jineteadas conjugan coraje con deporte, habilidad y tiempo.
Las tradiciones están lejos de ser las típicamente chilenas.
Y el desafío es lucirse con un sabroso cordero que permita cortar 40 presas.
Así el asado más grande de Tierra del Fuego reunió una vez más a chilenos y argentinos, que en el confín del mundo, viven su propio verano.