En términos de impacto en la salud, es mejor cocinar con aceite de oliva.
Si comparamos una cucharada de aceite de oliva con una cucharada de aceite de coco, el de coco contiene seis veces más grasas saturadas, casi el límite de 13 gramos de la ingesta diaria recomendada por la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por su sigla en inglés). La ingesta de grasas saturadas está relacionada con altos índices de lipoproteínas de baja densidad o colesterol “malo”, que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Además, el aceite de oliva, uno de los ingredientes principales de la dieta mediterránea tan saludable para el corazón, contiene beneficiosas grasas polinsaturadas y monoinsaturadas.
“De los dos aceites, el de oliva es una mejor opción puesto que las grasas monoinsaturadas pueden tener un efecto benéfico en el corazón si se ingieren con moderación y si se utilizan para remplazar las grasas saturadas y grasas trans de la dieta”, comentó en un correo electrónico Annessa Chumbley, dietista colegiada y portavoz de la AHA. Hace unos meses, la organización emitió una recomendación en la que reiteraba la sugerencia para los consumidores de remplazar las grasas saturadas con grasas no saturadas para prevenir las enfermedades cardiovasculares. También se les pedía a los consumidores que pensaran en un panorama que incluyera un patrón de alimentación saludable.