Aunque los Beastie Boys han sido espontáneos y anárquicos desde los años 1980, entrevistarlos por videollamada en plena pandemia es una experiencia surrealista en la que parece imposible recibir una respuesta directa, incluso sobre algo aparentemente serio como su propio documental.
"Escribimos el guión de un espectáculo para promocionar nuestro libro, "Beastie Boys Book", pero nos olvidamos de grabarlo", se presenta Adam Horovitz (Ad-Rock) para hablar sobre la cinta dirigida por Spike Jonze, ganador del Óscar por "Her" (2013) y amigo de la banda desde sus comienzos.
En los otros dos recuadros de la videollamada con Efe están su compañero Michael Diamond (Mike D) y el propio Jonze, callado y conteniendo la risa.
El cineasta ha cambiado su nombre en pantalla por el del polifacético actor Wallace Shawn ("Manhattan", "Clueless", "Toy Story") y desde ese instante la conversación se torna impredecible.
"Es un buen libro, recibes muchas páginas por el dinero que pagas, más que la media", asegura Horovitz.
Diamond le interrumpe desde su jardín: "Eh, y con muchos dibujos para niños y maduros".
El libro del que hablan es un superventas editado en 2018 que promocionaron con espectáculos en los que los dos músicos recordaban cómo unos amigos rebeldes de Manhattan llegaron a ir de gira con Madonna sin tener un disco publicado; vender 20 millones de copias luego y, finalmente, tener un espacio propio en el Salón de la Fama del Rock and Roll.
Jonze cambió el guión de uno de esos espectáculos, el de Brooklyn (Nueva York), y lo convirtió en un documental que se estrena esta semana en Apple TV+, repleto de imágenes de archivo que harán las delicias de los melómanos de las décadas 1980 y 1990.
"Adam (Horovitz) ¿sigues enfadado porque te hiciera reescribirlo?", interviene por primera vez Jonze, que dirigió sus videos musicales para una recién nacida -y realmente musical- MTV.
"Sí", contesta tajantemente Horovitz.
"Es que a él no le gusta trabajar mucho -explica el cineasta-. Y claro, eso era mucho trabajo".
Para callar a su amigo, Horovitz acerca una fotografía en la que aparece su cara junto a la de Leonardo DiCaprio: "La tomé en un maquina cuando viajamos a Japón, en la que te podías hacer un montaje con el famoso que eligieras", responde.
La imagen crea un breve silencio que cambia de nuevo el curso de la conversación.