Unos "cuántos" retoques han quedado en evidencia en el rostro de Meg Ryan.
La actriz de 54 años apareció en los Tony Awards con un aspecto casi irreconocible en comparación a la época en que protagonizó "Un Ángel Enamorado" y "¿Tienes un email?", entre otras.
Sus delicados rasgos que hacían suspirar a miles, quedaron atrás luego de un evidente uso de botox que no dejó espacios para líneas de expresión.
A pesar de que algunos medios del espectáculo le han consultado respecto a las cirugías, nunca ha querido admitir intervenciones médicas en su rostro.