“Realicé una toma rápida del café desparramado en todas partes, giré la cara en dirección a la cámara y grité ‘maldita sea’. Puse stop a la filmación y la subí a la red social”, relató sobre el video que subió.
Luego, aseguró que "no utilicé mi gran cerebro para pensar en el hecho de que, gracias al sonido del video, se puede escuchar a mi jefe de producto hablando. Estaba en mi reunión semanal de equipo”.
“Mis compañeros mantenían una charla que no tenía absolutamente nada que ver conmigo. Así que me fui, grabé el clip de 20 segundos y lo compartí. Cuando subí el video, no me di cuenta que de fondo se escuchaba la reunión de trabajo", agregó la joven.
Al día siguiente, llamaron a Michelle desde el área de recursos humanos luego de que alquien de la compañía viera el video. En la reunión, le comentaron que “alguien nos envió este clip y te vamos a despedir de la empresa inmediatamente por negligencia grave”.
Según explicó la chica al medio citado, le despidieron debido a que había grabado un video y lo había posteado durante su horario laboral. Además, porque reveló una conversación confidencial contra la voluntad de sus colegas y jefe, junto con "quebrantar la confianza" de la empresa.
“Mis colegas no estaban hablando de nada súper confidencial. Sinceramente, apenas se los oye de fondo, pero desgraciadamente consideraron que era una razón válida para despedirme y me echaron. No me queda más remedio que aceptarlo. La cagué. Se trató de un descuido, lo acepto al cien por cien. Me echaron y no puedo hacer nada”, lamentó Michelle, que más tarde decidió abrir su propia empresa tecnológica.