Candence tiene siete años y es autista.
Vive en Australia y desde hace un tiempo ya sabe que es autista, pero está convencida que las personas creen que es algo malo.
Esto provocó que la pequeña se quisiera refugiar debajo del escritorio de su profesora. Como no quiso salir, su madre asistió al colegio y comenzó un diálogo escrito que conmovió a todos los australianos.
La nota fue compartida en redes por Angela, la madre de Cadence. Su intención fue concientizar a las personas de que el autismo no es algo malo y que cambiar esa perspectiva es vital para que su hija no se sienta mal.