Ryan Paul Robinson es sin duda un amante de la aventura.
El deportista que se dedica al slackline, se atrevió a cruzar una cuerda a 32 metros de altura en una zona rocosa de Tasmania.
Como medida de seguridad portaba un arnés, ya que las ráfagas de viento le podían jugar una muy mala pasada.
Mientras avanzaba por la cuerda, estuvo a punto de caer, pero supo reponerse y mantener el equilibrio.