Hacer saltos desde acantilados debe ser una de las hazañas más extremas, ya que siempre está la posibilidad de que algo salga mal.
Eso fue lo que le pasó a Shane Brown, un joven de 24 años que decidió lanzarse desde una cascada en Hawai.
Su intención era realizar un salto triple, pero un evidente error de cálculo hizo que se golpeara la cabeza a pocos metros de llegar al agua.
Al no salir a flote, su amigo tuvo que lanzarse a rescatarlo. Shane resultó con una herida expuesta en su cabeza, con 14 costillas rotas y ambos omóplatos fracturados.
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