El oso polar es una de las especies que está siendo más castigada por los efectos del creciente deshielo en el Ártico y de acuerdo a varias investigaciones el futuro de la especie está en serio riesgo. De hecho, existe un 70% de probabilidades de que su población caiga un tercio en los próximos 40 años.
Esto ocurre porque los osos polares necesitan de hielo para sobrevivir, el que está en retroceso en el Ártico, volviéndose cada vez más delgado. Así, a fines del 2016, la superficie helada del Ártico era de poco más de 9 millones de kilómetros cuadrados, unos 2 millones por debajo de la media registrada en igual período entre 1981 y 2010. La principal disminución fue de unos 50.000 kilómetros cuadrados y se registró en el mar de Barents, una zona del Ártico al norte de Noruega, Finlandia y el oeste de Rusia.
Las razones de este fenómeno se deben a las temperaturas elevadas, vientos provenientes del sur y un océano más cálido.
“Lo que hemos visto con estas imágenes que quiebran el alma no es más que el triste recordatorio de que se necesitan acciones urgentes para detener una debacle ambiental que no solo está diezmando a osos polares, sino que está amenazando a especies de todo el planeta”, señaló Matías Asun, director de Greenpeace.