Para subirse a un avión hay que ser un valiente. Pero para experimentar la fuerza de gravedad extrema, hay que ser casi un loco.
Así lo vivió un niño que quiso experimentar en carne propia las ocho fuerzas de gravedad, lo que incluso le provocó un desmayo pequeño, pero al final terminó disfrutando.
El vuelo quedó registrado en un video que ya suma más de 11 mil reproducciones.