La llegada de la primavera viene de la mano con mayores temperaturas y de la temporada con mayor registro de alergias. Gabriela Valenzuela, directora del Centro de Ciencias Básicas de la Universidad Central, explica que estos efectos se deben principalmente a que uno de los alérgenos más conocido es el polen que es más abundante en esta estación del año.
“El sistema inmunológico lo identifica como una amenaza, produciendo grandes cantidades del anticuerpo IgE, las que liberan mediadores químicos como la histamina. Esta actúa en diversos órganos y desencadena una respuesta inflamatoria, responsable de los molestos síntomas", señala.
Es por eso que para el tratamiento de las alergias se utilizan antihistamínicos que buscan bloquear los receptores de histamina y así evitar la reacción del cuerpo frente al agente alergénico.
Ciertos tipos de antihistamínicos pueden acceder al Sistema Nervioso Central (SNC), y pueden generar efectos secundarios como sedación, mareos y estreñimiento.
"Los que no lo atraviesan son conocidos como antihistamínicos de segunda generación y son los más utilizados en alergias (tales como loratadina, cetirizina, en otros)”, agrega la especialista.